Parque Natural del Lago de Sanabria
Con sus 318,7 ha, el lago que da nombre al parque es el mayor lago glaciar de la Península Ibérica. Su profundidad máxima es de 51 m. Hay una serie de pequeños lagos diseminados por las montañas y sus cañones que muestran la acción de la actividad glaciar del Cuaternario. Junto con los numerosos arroyos y la frondosa y variada vegetación en todos los niveles, el parque posee un alto valor estético y paisajístico[2][3].
La gran biodiversidad es una de las principales características del ecosistema del parque. Bosques de roble coexisten con abedules, alisos, avellanos, sauces, fresnos, serbales, castaños, acebos y tejos junto con grandes extensiones de matorral (retama). En las tierras altas, la retama suele ser sustituida por brezales. Aquí, la abundancia de pequeños lagos glaciares, nevadas, fuentes y arroyos permite la existencia de turberas, una rareza en estas latitudes.
La fauna es variada: corzo (Capreolus capreolus), lobo (Canis lupus), perdiz (Perdix perdix), águila real (Aquila chrysaetos), nutria (Lutra lutra) y trucha son algunas de las numerosas especies que se encuentran en el parque, protegido por ley desde 1978[4].
Lagos más grandes de Europa
La reserva está situada al noreste de la provincia de Zamora, en el espacio natural de Sanabria. Se trata de una zona montañosa con profundos valles donde existen multitud de lagunas glaciares. La más importante de ellas es la Laguna de Sanabria.
Se trata de un magnífico glaciar de hielo que se extiende a lo largo de más de 20 kilómetros, formando lo que se conoce como la Laguna de Sanabria.Hoy en día sus 318 hectáreas de extensión, y su profundidad de hasta 51 metros, la convierten en la mayor de la Península Ibérica.La Reserva, por tanto, es un magnífico lugar para el estudio de los glaciares y existen numerosas rutas a pie.Predominan los robledales pero también se pueden encontrar alisos, fresnos, sauces, abedules, acebos, castaños, tejos y castaños. La fauna cuenta con una gran variedad de especies:76 tipos de aves y 17 grandes mamíferos. Entre ellos la perdiz y el lobo.
Lago enol
A los pies de los Pirineos catalanes se encuentra el lago más grande de España y de la Península Ibérica: Banyoles, en la provincia de Gerona. Allí encontramos también uno de los paisajes naturales más bellos de nuestro país, ideal para pasar unos días en contacto con la naturaleza.
Aunque hace siglos la extensión y profundidad del lago eran mucho mayores que ahora, Banyoles sigue ocupando una gran extensión (1,18 kilómetros cuadrados) alimentada por el agua de acuíferos subterráneos y ofreciendo una plataforma ideal para la práctica de deportes náuticos. especialmente el remo, y un sinfín de actividades recreativas. El propio lago y los terrenos que lo rodean forman también una reserva natural de gran interés turístico.
Un aspecto curioso de Banyoles es que, al igual que ocurre con el famoso lago Ness en Escocia, aquí también existe una leyenda en torno a un supuesto monstruo que habita en el fondo del lago. Se dice que fue el propio Carlomagno el primero en avistarlo, hace doce siglos, durante una exploración de la zona mientras se encontraba en Gerona. Para acabar con la bestia pidió ayuda a San Emeterio, un monje francés que consiguió hipnotizar al dragón con sus oraciones y plegarias, “convenciéndole” para que volviera al fondo del lago y nunca más perturbara la vida de los hombres.
Sanabria, España
Los ríos más caudalosos de la ecorregión son el Guadiana y el Guadalquivir, que desembocan en el océano Atlántico, y el Segura, que desemboca en el mar Mediterráneo. Otros ríos costeros son el Odiel, el Tinto, el Guadalete, el Guadiaro y el Guadalhorce. La ecorregión también incluye el mayor lago artificial de Europa, el embalse de Alqueva.
Esta ecorregión se extiende por la parte más meridional de España, desde la desembocadura del río Guadiana en el oeste hasta la desembocadura del río Segura en el este. Abarca las cuencas hidrográficas del Guadiana, Guadalquivir, Segura y otros ríos costeros. Esta ecorregión limita al sur con el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo y al norte con los Montes de Toledo.
La topografía de esta ecorregión es variada y va desde las llanuras y suaves colinas de la cuenca del Guadalquivir hasta los macizos, montañas y valles de la Cordillera Bética y la Meseta Central. La cuenca alta del Guadiana también drena la Meseta Central, que es un altiplano inclinado hacia el oeste. Las cadenas montañosas de la Cordillera Bética son la Prebética y la Subbética, separadas por la Depresión Penebética. La Cordillera Bética recorre la costa sureste de España desde Gibraltar hasta el Cabo de la Nao, y se extiende más allá del continente hasta las islas Balaéricas. Se formó durante la orogenia alpina y la colisión iberoafricana, y se compone principalmente de basamento mesozoico y cenozoico (Gibbons & Moreno 2003). El Mulhacén de Sierra Nevada, que se eleva a casi 3.480 m sobre el nivel del mar y está situado a sólo 22 millas de la costa, es el pico más alto de la Península Ibérica. Al norte se encuentra Sierra Morena, que forma el extremo meridional de la Meseta Central y separa las cuencas del Guadiana y del Guadalquivir. Esta zona se asienta sobre un lecho rocoso de esquisto, gneis y granito (Sabater et al. 2009).