Identifique la lengua hablada en la península ibérica que no sea una lengua romance.
La Península Ibérica ha sido durante mucho tiempo una parte única del mundo antiguo. Separada del resto de Europa por los Pirineos, tiene costa mediterránea y atlántica y está muy cerca físicamente de África. Por ello, ha sido siempre un nexo de relaciones comerciales y culturales entre estos mundos. Controla la única salida del Mediterráneo al océano exterior y, desde la Edad de Bronce hasta el Renacimiento, exploradores y comerciantes utilizaron la península como transición entre el entorno del Mediterráneo y gran parte del resto del mundo. Los fenicios llegaron por primera vez a Iberia en el siglo IX a.C., y los griegos les siguieron dos siglos más tarde. Con el tiempo, cartagineses y romanos dejaron sus propias huellas en la región. La Península Ibérica debería ser una de las regiones más estudiadas del mundo antiguo, pero el interés se ha limitado en gran medida a los esfuerzos de los eruditos locales o al periodo romano. Poco se ha publicado en inglés sobre los primeros habitantes. Se ha realizado un intenso trabajo de campo en la península -los yacimientos fenicios de Portugal se han triplicado en los últimos 30 años-, pero gran parte del mismo no está ampliamente disponible. El objetivo de este volumen es aportar nuevos conocimientos -especialmente para el público de fuera de Iberia- sobre el complejo problema de las relaciones entre la población indígena y los mercaderes e invasores fenicios y griegos que llegaron a ser una parte esencial del futuro de la región.
Colonos celtas, fenicios y griegos | La Historia de España
La zona noroccidental de la Península Ibérica es la más alejada del Mundo Mediterráneo, lo que significa que está mucho menos influenciada por el mundo colonial, griego y fenicio, en la época arcaica. De ahí que la presencia de topónimos interpretados como una toponimia griega plantee problemas específicos, diferentes de los planteados para los mundos mediterráneo y meridional.
Desde la perspectiva de los autores clásicos, parece que la presencia de metales en las cuencas de los ríos Minius y Sil ha influido en la configuración geográfica del territorio. Así, Estrabón, en 3.2.9, donde recoge información de Posidonio (F239 Edelstein-Kidd= 47 Jacoby) sobre Artabri, en Lusitania, subraya que en su suelo abunda la plata, el estaño y el oro blanco, traídos por los torrentes. Posidonio parece haber recibido sus conocimientos como resultado de los contactos con los ejércitos romanos en la época de Bruto y, en su relato, ya menciona los metales en relación con los ártabros. Es posible, por tanto, que se refiera a la región al sur de Galicia y al norte de Portugal cuando describe a los ártabros como “los más lejanos del noroeste” de Lusitania; no considera las conquistas posteriores hasta la costa cantábrica, en el concepto de que Lusitania constituía una proyección de lo que al principio de la expedición se consideraba habitado por los que ya se denominaban lusitanos. Desde el suroeste el nombre se extiende hasta los límites de la campaña. Entonces, el conocimiento del extremo occidental de la Península por parte del pueblo romano se inicia con la campaña de Décimo Bruto, quien, según la descripción de Velleius Paterculus, llegó a todos los pueblos de Hispania (
Líderes importantes en la conquista romana de la Península Ibérica
Los fenicios eran comerciantes y navegantes procedentes del Mediterráneo oriental, del lugar donde hoy se encuentra el Líbano. Junto con los colonos griegos, unos siglos más tarde, fueron los primeros aventureros que cruzaron el Mediterráneo de Este a Oeste, expandiendo su influencia en muchas zonas costeras del sur del Mediterráneo e incluso del Océano Atlántico, con especial atención a su presencia en África y la Península Ibérica. De la Península Ibérica, debieron sentirse atraídos por su riqueza mineral, entre ella la llamada Faja Pirítica Ibérica, a la que pertenece, entre otras regiones, la zona minera de Huelva (Minas de Riotinto, Alosno, etc.). Esta faja se extiende desde la Sierra de Sevilla hasta la costa atlántica portuguesa.
La fecha en que los fenicios iniciaron su viaje no está clara pero, según Velleius Paterculus (Historia de Roma, Libro I, 2), la ciudad de Cádiz, la Gadir fenicia (Gadeira griega y Gades romana), habría sido fundada 80 años después de la caída de Troya, lo que podría situarse más o menos en el año 1100 a.C. Sin embargo, no habría datos arqueológicos que confirmen la presencia fenicia en la Península Ibérica más allá del siglo IX a.C. (Ver: Los Castillejos de Alcorrín, Manilva). En Cádiz, el registro arqueológico del yacimiento del Teatro de Títeres se remonta al siglo VIII a.C.
¿Quién vivió en España antes de los romanos? – 300 A.C.
La Península Ibérica (/aɪˈbɪəriən/),[a] también conocida como Iberia,[b] es una península del suroeste de Europa, que define el extremo más occidental de Eurasia. Está dividida entre la España peninsular y el Portugal continental, que comprende la mayor parte de la región, así como Andorra, Gibraltar y una pequeña parte del sur de Francia. Con una superficie aproximada de 583.254 kilómetros cuadrados (225.196 millas cuadradas)[1] y una población de unos 53 millones de habitantes[2], es la segunda península europea por extensión, después de la Península Escandinava.
Según Charles Ebel, las fuentes antiguas, tanto en latín como en griego, utilizan Hispania e Hiberia (griego: Iberia) como sinónimos. La confusión de las palabras se debió a un solapamiento en las perspectivas política y geográfica. La palabra latina Hiberia, similar a la griega Iberia, se traduce literalmente como “tierra de los hiberianos”. Esta palabra derivaba del río Hiberus (ahora llamado Ebro o Ebro). Hiber (ibero) se utilizaba, por tanto, como término para designar a los pueblos que vivían cerca del río Ebro[5][13] La primera mención en la literatura romana la hizo el poeta annalista Ennio en el año 200 a.C.[14][15][16] Virgilio escribió impacatos (H)iberos (“iberos inquietos”) en sus Geórgicas[17] Los geógrafos romanos y otros prosistas de la época de la República tardorromana llamaron Hispania a toda la península.