Calzadas romanas en la peninsula iberica

Ciudades romanas en España

A medida que se expandía y anexionaba o derrotaba a sus rivales, Roma dependía cada vez más de su sistema de comunicaciones. Una notable red de calzadas y puentes, que se extendía como un sistema nervioso desde la capital hasta todos los territorios conquistados, unía la masa cada vez más difícil de manejar.

Las grandes calzadas (generalmente de 6 a 8 metros de ancho) servían de enlace no sólo entre la capital y sus provincias (la base del proverbial “Todos los caminos conducen a Roma”), sino que también eran vitales dentro de un país, pues permitían el rápido despliegue de tropas de una región a otra.

Hay que recordar que las legiones romanas, que contaban con entre 4.000 y 6.000 soldados de infantería y caballería, se desplazaban en grandes formaciones y necesitaban las mejores calzadas posibles para acomodar a sus efectivos (contrariamente a la creencia popular, los romanos no utilizaban carros de combate). Y estas famosas calzadas rectas y pavimentadas, y los poderosos puentes, una vez construidos eran prácticamente indestructibles, ya que la pólvora y los explosivos aún eran desconocidos.

Historia del cristianismo en España

+ InfoDocumentación arqueológicaGeomáticaUna de las principales vías de comunicación de esta época fue la Vía Augusta. Durante el último viaje de Augusto a la Península, en los años 16-13 a.C., posiblemente se diseñó un ambicioso proyecto de reorganización de las provincias hispanas. La construcción de esta arteria, con una extensión de unos 1500 kilómetros, recorriendo todo el territorio peninsular desde los Pirineos hasta Cádiz bordeando el Mediterráneo, ocupó un lugar destacado en este proyecto. En cuanto a su construcción, las piedras de molino (columnas de piedra arenisca o caliza) colocadas sistemáticamente en todo su itinerario entre los años 8 y 2 a.C., permiten plantear la hipótesis de su construcción en dos etapas.

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La Vía Augusta recorre 280 kilómetros de las provincias de Castellón, Valencia y Alicante, aunque muchos tramos no se encuentran en buen estado de conservación debido al abandono y a la construcción de otras infraestructuras.

Conocemos tres tipos de carreteras: unas de tierra, otras de grava y otras asfaltadas. Los técnicos, antes de su planteamiento, tuvieron en cuenta diferentes factores, como el estado natural del terreno y la pendiente. También aprovecharon los tramos con largas alineaciones rectas. La anchura media de la carretera oscilaba entre los cuatro y los seis metros, aunque hay algunas excepciones con diez o catorce metros. Las aceras, sólo construidas cerca de las ciudades, tenían entre tres y diez metros de ancho a cada lado. Aún se conservan algunos tramos que han mantenido la denominación de calzada romana hasta la Edad Moderna, hasta la construcción de las carreteras en el siglo XIX.

Hispania ulterior

El sistema de transporte romano en la Península Ibérica era enorme y complejo. Tras unos meses trabajando en la digitalización de todas las Vías Romanas conocidas, aquí puedes encontrar una imagen de nuestros resultados. Pronto encontrarás más información y mapas más detallados.

*Esta es una imagen temporal sobre el progreso de este proyecto. Cuando publiquemos la imagen final proporcionaremos una extensa lista de información de atribución de cada calzada romana digitalizada en este mapa. Consideramos esta información como una recopilación del trabajo realizado por una enorme lista de investigadores que dedicaron gran parte de su tiempo a estudiar y publicar sus conocimientos sobre las calzadas romanas de la Península Ibérica.

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La Vía Augusta está documentada y referenciada en dos lugares céntricos de Valencia: el primero, junto a la Catedral de Valencia, en el Centro Arqueológico de la Almoina, que alberga excavaciones arqueológicas realizadas entre 1985 y 2005 que revelaron capas estratigráficas representativas de sucesivas épocas de la historia de la ciudad,[24] y el segundo lugar, junto al antiguo Palacio de los Borja, hoy Cortes Valencianas. Unas decenas de metros del pavimento de la calzada se encuentran en el Museo de la Almoina, así como restos de seis columnas de orden corintio del Templo de las Ninfas de la misma época,[25][26] un pozo de piedra, y restos de casas visigodas y árabes. También hay miliarios en la calle San Vicente (salida de la ciudad hacia el sur) y en la Alameda de Valencia (explanada de la ciudad).

La ciudad de Lorca (conocida como Eliocroca en época romana), en la provincia de Murcia, conserva varios vestigios de la Vía Augusta, entre ellos dos columnas romanas, los miliarios de San Vicente Ferrer y de los Baldazos (La Hoya), respectivamente, del emperador Augusto (8-7 a.C.) y del emperador Constancio Cloro, conservados en el Museo Arqueológico de Lorca. El miliario de Constancio Cloro fue hallado en 1929 en Baldazos, en la diputación de La Hoya, a seis kilómetros de Lorca[27], aldea que en época romana fue mansus[28] o lugar de parada oficial. Otro miliario, el de El Hornillo, fue hallado por un ciudadano el 5 de febrero de 2013 en el cauce del río Guadalentín, aguas arriba de Lorca;[29][30] al igual que la columna de San Vicente Ferrer, esta columna data del reinado de César Augusto; actualmente se expone en el vestíbulo del Museo Arqueológico de Lorca (MUAL).[31]

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