Águila imperial española
Limita al oeste con una de las mayores autopistas de España, la Autovía del Sur, y de hecho tiene su propia salida de la autopista para este latifundio, la 227, lo que atestigua la importancia histórica de este lugar.
La finca conserva algunos de sus usos tradicionales y ha ido relegando otros, pero siempre ha considerado la conservación de los hábitats mediterráneos, los pastos y las tierras de cultivo como una de sus identidades.
Han sido colaboradores indispensables en los últimos tiempos para la reintroducción del lince ibérico en Ciudad Real, trabajando junto a las diferentes administraciones locales y regionales y junto a WWF, mejorando el hábitat del lince ibérico y la población local de conejos.
Las sesiones fotográficas de día completo de lince ibérico tendrán un precio de 195 euros para adultos Presentamos una oferta especial de lanzamiento, hasta el 31 de marzo: la siguiente sesión fotográfica de día completo será gratuita, en caso de que el lince no aparezca delante de nuestro hide.
Reaparición del lince ibérico
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El esfuerzo de conservación realizado para evitar la extinción del lince ibérico ha dado sus frutos, y de una población menguante de menos de 100 individuos en 2002, ahora viven 404 felinos en los bosques mediterráneos de la Península Ibérica. Un nuevo y ambicioso proyecto de conservación, LIFE Iberlince, está recuperando algunos de los territorios perdidos del lince en España y Portugal.
El lince ibérico tiene muchas manchas y pesa aproximadamente la mitad que la especie euroasiática, con patas largas y una cola muy corta con la punta negra. Su pelaje es leonado con manchas oscuras y lleva una característica “barba” alrededor de la cara y unos prominentes mechones negros en las orejas.
Las hembras de lince suelen parir entre marzo y abril. El tamaño medio de la camada es de 3, y rara vez sobreviven más de 2 crías al destete. Los gatitos abandonan la madriguera entre los 8 y los 23 meses. Se han detectado tasas de mortalidad muy elevadas durante la dispersión.
Lynx español
Muy pocas personas han visto alguna vez un lince ibérico en libertad. Además de ser extremadamente raro, es una de las especies más esquivas del mundo. Y vive en algunas de las zonas más salvajes y remotas de España.
Pero las cámaras no son la única herramienta de los conservacionistas. Los científicos de WWF también utilizan radiocollares para seguir a los linces que se aventuran en nuevos territorios. Estos collares ayudan a prevenir la caza furtiva y a identificar qué carreteras son demasiado peligrosas para que los linces las crucen. Ocasionalmente, se utilizan collares por satélite, más caros, para recoger datos más detallados y precisos. Gracias a todo este seguimiento, hemos aprendido mucho sobre el comportamiento del lince ibérico. Incluyendo algunos datos sorprendentes: por ejemplo, Kentaro recorrió más de 1000 km antes de encontrar su propio territorio.
El lince es un magnífico y sigiloso cazador, cuya especialidad es la captura de conejos, que representan hasta el 90% de su dieta. El lince no es el único depredador que se alimenta de conejos, que son la base de la cadena alimenticia en estos bosques. De hecho, lo hacen más de 30 especies. Y en las últimas décadas, las enfermedades han devastado las poblaciones de conejos, intensificando la competencia.
Hábitat del lince ibérico
El lince ibérico ha estado recientemente al borde de la extinción. Hace apenas un siglo, se extendía por más de la mitad de la Península Ibérica, pero a principios de la década de 2000 su área de distribución se había reducido drásticamente a sólo dos pequeñas poblaciones aisladas en Andalucía. Una serie de factores se han combinado para diezmar la población de este encantador felino. Primero fue la mixomatosis, que devastó la población de conejos de Iberia y privó al lince ibérico de su principal especie de presa. Por si fuera poco, una segunda enfermedad, la neumonía hemorrágica vírica, afectó a los conejos supervivientes de la región. La destrucción y fragmentación del hábitat también fue un factor que contribuyó, y el aumento de la construcción de carreteras y el consiguiente tráfico (y las muertes en las carreteras) causaron estragos en las comunidades de linces ibéricos.
Desde el cambio de milenio, una serie de proyectos coordinados por la Junta de Andalucía, las autoridades portuguesas y las ONG conservacionistas han detenido el declive. El número de linces ha aumentado y el felino se ha reintroducido en zonas de la península donde antes prosperaba de forma natural. Según el último estudio, la población de lince ibérico se ha multiplicado por nueve en 18 años, pasando de 94 en 2002 a 855 en 2020. Los expertos afirman que, si los actuales esfuerzos de conservación y reintroducción pueden mantener su impulso, la especie podría estar fuera de peligro en 2040.