Qué pasaría si se extinguiera el lince ibérico
El lince ibérico (Lynx Pardinus) es un felino salvaje que se encuentra en la Península Ibérica, en el suroeste de Europa, y más concretamente aquí, en España. Actualmente figura como especie en peligro en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), que es el inventario de conservación global de especies biológicas más completo del mundo. En los últimos años, la categoría de amenaza del lince ibérico ha pasado de “En Peligro Crítico” a “En Peligro”. A pesar de ello, el lince ibérico sigue siendo el felino más amenazado del mundo.
El lince ibérico es una de las especies más esquivas del mundo, de hecho muy pocas personas han visto alguna vez un lince ibérico en libertad. Para entender mejor a este misterioso felino, vamos a explicar sus rasgos físicos y de comportamiento más llamativos:
Como hemos mencionado antes, el lince ibérico es endémico de la Península Ibérica, por lo que su población salvaje se limita a esta zona. Su superficie ha disminuido en un 99% en los últimos 50 años, ya que si en los años 50 ocupaba unas 5.800.000 hectáreas cuadradas, en el año 2000 sólo ocupaba unas 35.000 hectáreas cuadradas.
¿Están los linces ibéricos en peligro de extinción?
Un total de 414 linces nacieron en 2020, lo que eleva su número total en los dos países a 1.111, una cifra récord desde que se inició el seguimiento de la especie, según informó el Ministerio para la Transición Ecológica en un comunicado.
“Se trata de un gran éxito para la conservación en España y en el mundo. Pocas especies son capaces de salir de una situación tan crítica como la que ha vivido el lince ibérico”, dijo en un comunicado el responsable de la rama española de WWF, Juan Carlos del Olmo.
La mayoría de los linces ibéricos se encuentran en el parque nacional de Donana y en Sierra Morena, en la región suroccidental de Andalucía, pero el programa de conservación ha reintroducido animales criados en cautividad en las regiones españolas de Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, así como en Portugal.
¿Son peligrosos los linces ibéricos para el ser humano?
Existe el temor real de que pronto se convierta en la primera especie de felino en extinguirse desde hace al menos 2.000 años. El lince euroasiático es uno de los mayores depredadores de Europa. Se ha recuperado del borde de la extinción en Europa, pero sigue en peligro crítico en algunas zonas, como en el Voges, en el bosque palatino, en el bosque bohemio-bávaro y en los Balcanes (fuente).
Irónicamente, en el pasado la especie se consideraba a la vez un atractivo trofeo de caza y una alimaña. Los cazadores apreciaban su valiosa piel y su carne, y aunque algunos terratenientes aprecian su papel en la reducción del número de zorros y conejos, la mayoría lo percibe como una amenaza para sus poblaciones cinegéticas.
El lince no respeta las fronteras nacionales. Las poblaciones de lince están presentes en 11 regiones distintas, pero sólo 4 de ellas evitaron la extinción del lince en el siglo pasado: Escandinavia, el Báltico, los Balcanes y los Cárpatos.
En el noroeste de Europa el lince desapareció por completo. Llegó a vagar por las campiñas del Reino Unido, pero se extinguió porque se le cazaba por su piel y porque la agricultura intensiva destruyó sus hábitats.
Cuántos linces ibéricos quedan
El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de felino salvaje endémico de la Península Ibérica, en el suroeste de Europa. Está clasificado como En Peligro en la Lista Roja de la UICN[2]. En el siglo XX, la población de lince ibérico había disminuido debido a la caza excesiva, la caza furtiva, la fragmentación de hábitats adecuados y el declive poblacional de su principal especie presa, el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), causado por la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica del conejo[3][4][5].
A principios del siglo XXI, el lince ibérico estaba al borde de la extinción, ya que en 2002 sólo sobrevivían 94 individuos en dos subpoblaciones aisladas en Andalucía. Desde entonces se han aplicado medidas de conservación, que incluyen la mejora del hábitat, la repoblación de conejos, la translocación, la reintroducción y el seguimiento de los linces ibéricos. En 2012, la población había aumentado a 326 individuos,[6] a 855 en 2020,[7] y a 1.111 en 2021[8].
Felis pardina fue el nombre científico propuesto por Coenraad Jacob Temminck en 1827, quien describió pieles de linces ibéricos abatidos en la zona del río Tajo, en Portugal, que se comercializaban en París y Londres[9].