Lince euroasiático
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El esfuerzo de conservación realizado para evitar la extinción del lince ibérico ha dado sus frutos, y de una población menguante de menos de 100 individuos en 2002, ahora viven 404 felinos en los bosques mediterráneos de la Península Ibérica. Un nuevo y ambicioso proyecto de conservación, LIFE Iberlince, está recuperando algunos de los territorios perdidos por el lince en España y Portugal.
El lince ibérico tiene muchas manchas, pesa la mitad que la especie euroasiática, tiene patas largas y una cola muy corta con la punta negra. Su pelaje es leonado con manchas oscuras y presenta una característica “barba” alrededor de la cara y prominentes penachos negros en las orejas.
Las hembras de lince paren generalmente entre marzo y abril. El tamaño medio de la camada es de 3, y rara vez sobreviven al destete más de 2 crías. Los gatitos abandonan la madriguera entre los 8 y los 23 meses. Se han detectado tasas muy elevadas de mortalidad durante la dispersión.
¿Por qué el lince ibérico está en peligro de extinción?
El lince ibérico se encuentra al borde de la extinción debido a una combinación de amenazas que incluyen la disminución radical de conejos, la principal presa del lince; una grave reducción del hábitat; la captura en lazos colocados para los conejos; muertes accidentales causadas por vehículos a gran velocidad en la red de carreteras en expansión, …
¿Está el lince ibérico en peligro crítico?
El lince ibérico es la especie felina más amenazada del mundo. Sin embargo, gracias a las medidas de conservación, su población ha superado los 400 ejemplares.
¿Por qué está en peligro el lince ibérico?
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Los conejos son la principal presa del lince ibérico. Epidemias como la mixamatosis y la enfermedad hemorrágica han afectado a las poblaciones de conejos a lo largo de los años, lo que a su vez ha afectado a la población de lince ibérico. WWF pide a las autoridades españolas que intensifiquen los esfuerzos para recuperar las poblaciones de conejo.
La construcción de carreteras y autovías de alta velocidad, fraccionando el hábitat del lince, es otra de las principales amenazas para este felino salvaje. 2014 fue un año negro: 22 animales murieron bajo las ruedas de un coche. Una cifra muy elevada, dada la escasa población de la especie. Tras una campaña de WWF, las autoridades nacionales y autonómicas españolas están empezando a tomar medidas preventivas en las carreteras.
Infraestructuras como carreteras, presas, vías férreas y otras actividades humanas contribuyen a la pérdida y fragmentación del área de distribución del lince ibérico, creando barreras entre las distintas poblaciones y obstaculizando el intercambio de individuos entre ellas, lo que hace temer por su viabilidad genética y su resistencia a las enfermedades. Se cree que entre 1960 y 1990, el lince ibérico sufrió una pérdida del 80% de su área de distribución.
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El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de felino salvaje endémico de la Península Ibérica, en el suroeste de Europa. Está clasificado como En Peligro en la Lista Roja de la UICN[2]. En el siglo XX, la población de lince ibérico había disminuido debido a la caza excesiva, la caza furtiva, la fragmentación de hábitats adecuados y el declive de la población de su principal especie de presa, el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), causado por la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica del conejo[3][4][5].
A principios del siglo XXI, el lince ibérico estaba al borde de la extinción, ya que en 2002 sólo sobrevivían 94 individuos en dos subpoblaciones aisladas en Andalucía. Desde entonces se han aplicado medidas de conservación, que incluyen la mejora del hábitat, la repoblación de conejos, la translocación, la reintroducción y el seguimiento de los linces ibéricos. En 2012, la población había aumentado a 326 individuos,[6] a 855 en 2020,[7] y a 1.111 en 2021[8].
Felis pardina fue el nombre científico propuesto por Coenraad Jacob Temminck en 1827, quien describió pieles de linces ibéricos abatidos en la zona del río Tajo, en Portugal, que se comercializaban en París y Londres[9].
Lince ibérico
Bienvenidos de nuevo. Una veintena de linces ibéricos (en la imagen) han sido liberados en España y Portugal desde principios de año, en la última fase de un programa de reintroducción que ayuda a uno de los felinos más amenazados del mundo a recuperar hábitats perdidos.
En 2002 había menos de 100 linces ibéricos en libertad, confinados en sólo dos regiones del sur de España. Desde entonces, su población ha crecido hasta superar los 300 ejemplares, gracias en parte a un ambicioso programa llamado LIFE Iberlince.
Este año está previsto liberar 48 linces en total en siete regiones, la mayoría procedentes de centros de cría en cautividad. Estos se unirán a los 124 ya liberados desde 2014 en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía en España, y en el Valle del Guadiana en Portugal.
Una vez liberados, los linces ibéricos se desplazan por todas partes y los científicos siguen sus movimientos con collares de radio. Pero aún se enfrentan a amenazas, como un virus hemorrágico que afecta a los conejos, su principal presa.
El lince ibérico desempeña un papel importante en los ecosistemas mediterráneos como depredador, ayudando a controlar el número de zorros, mangostas y ginetas. También es un elemento único del patrimonio natural de Portugal y España, dice Simón. “Sólo por eso estamos obligados a preservarlo para las generaciones futuras”.