¿Es sano el jamón serrano?
El creciente estilo de vida saludable y la concienciación sobre lo que comemos han alterado nuestros hábitos alimentarios, pero también nos han vuelto exigentes con otros productos que sí son sanos. Uno de ellos es el jamón español.
Las grasas saturadas, normalmente sólidas a temperatura ambiente, están en todos los alimentos; principalmente en los de origen animal. Alimentos saludables como las legumbres, los frutos secos o el pollo sí las incluyen, pero en mucha menor cantidad que las que se pueden encontrar en el queso, la bollería industrial y la comida rápida.
El ácido oleico, presente en los cerdos alimentados con bellotas, tiene propiedades reguladoras del colesterol. Aumenta la producción de HDL (colesterol bueno) y disminuye el LDL (colesterol malo). Así, un consumo moderado de jamón ayuda a mantener los niveles correctos de colesterol y a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Otras propiedades de este manjar es su contenido nutricional, rico en vitaminas del grupo B, hierro, fósforo, potasio y magnesio.
¿Es el jamón serrano carne procesada?
El éxito del jamón pata negra en España y en todo el mundo se debe principalmente a su intenso sabor y al placer que produce al comerlo. Pero no hay que olvidar que el jamón pata negra tiene excelentes propiedades nutricionales que lo convierten también en un producto muy saludable, tanto que es recomendado por los nutricionistas como complemento ideal de una dieta completa y equilibrada.
Lo primero que hay que saber es que no todos los tipos de jamón tienen las mismas características nutricionales. El hecho de que los cerdos ibéricos se críen en la dehesa, alimentándose de bellotas, raíces y pastos naturales, hace que las propiedades nutricionales del jamón de pata negra sean muy diferentes a las de los jamones de cerdo blanco.
El jamón de pata negra contiene más aminoácidos por gramo que otros jamones. Además, el proceso de curación al que son sometidos facilita su digestión. Esto es muy importante, ya que la asimilación de nutrientes es mucho mayor.
El jamón de pata negra contiene un mayor contenido en ácidos grasos insaturados y un menor contenido en grasas saturadas. Esta es una de las razones por las que el jamón de pata negra aumenta el colesterol bueno y reduce el malo. Por estas razones, en los últimos años los nutricionistas han incluido el jamón ibérico en la dieta mediterránea.
¿Es malo el jamón ibérico?
Los jamones serranos se obtienen del cerdo blanco. La principal diferencia con los jamones ibéricos, ya sean de corral o de bellota, es que los serranos proceden de la cría intensiva, es decir, en granjas, lo que significa que no tienen libertad para hacer ejercicio diario y acumulan mucha más grasa.
No hay que alarmarse. Un consumo moderado de 40 gr. diarios, si su colesterol está en niveles normales, no debe preocuparse, ya que el jamón español aporta multitud de beneficios, como proteínas de muy alta calidad; contiene minerales ricos en hierro y zinc, además de ser rico en vitaminas B y D.
Los cerdos de raza ibérica, como sabes, se dividen en 3 categorías: Cebo, cebo de campo y bellota, pero nos vamos a centrar en las dos últimas categorías, que son las que aportan mayores beneficios.
Gracias a la cría en libertad, al ejercicio diario, recorriendo kilómetros todos los días, y a la alimentación, basada en los recursos naturales del campo durante el periodo de engorde, el resultado es una carne más magra y con un alto porcentaje de ácidos grasos insaturados, especialmente el jamón ibérico de bellota, con niveles de ácido oleico similares a los del aceite de oliva virgen.
¿Es cancerígeno el jamón serrano?
El jamón serrano es un alimento de alto valor nutritivo y proteico, recomendado para todo tipo de dietas saludables y para todos los grupos de población. Consorcio Jamón Serrano garantiza un producto sano, tradicionalmente natural y rico en:
Desde hace años, la dieta mediterránea exalta el jamón serrano como fuente fundamental de proteínas, vitaminas, minerales y grasas no saturadas. El arte de su elaboración, curación y maduración es estudiado y valorado por nutricionistas internacionales y profesionales especializados en cocina española y mediterránea.
Los nitritos y nitratos son conservantes que se añaden a todos los jamones curados durante el proceso de salazón para controlar el desarrollo microbiano y garantizar la seguridad microbiológica del consumidor. Además, realzan el sabor y el color de los productos curados.
Los niveles de nitritos en los jamones curados están muy regulados por las autoridades europeas: la cantidad máxima de nitratos es de 150 ppm, que es lo necesario para mantener la seguridad microbiológica y los beneficios organolépticos.