Genética ibérica
Esta es una de las 408 huellas humanas conservadas en el yacimiento de Engare Sero, en Tanzania. Las huellas fosilizadas revelan un grupo de 17 personas que viajaban juntas, probablemente 14 mujeres, dos hombres y un varón juvenil.
Esta ilustración artística muestra el aspecto de un pequeño ictiosaurio que vivió hace 248 millones de años. Parecía un cruce entre un renacuajo y una foca, llegó a medir 30 centímetros de largo y tenía unos dientes parecidos a los de los guijarros que probablemente utilizaba para comer invertebrados como caracoles y bivalvos.
Los arqueólogos han encontrado la cuerda de hilo más antigua en un yacimiento prehistórico del sur de Francia. Esta fotografía, tomada mediante microscopía digital, muestra la del fragmento de cordón, que tiene aproximadamente 6,2 mm de largo y 0,5 mm de ancho.
Esta ilustración muestra al Elessaurus gondwanoccidens, un reptil de patas largas que vivió en América del Sur durante el Periodo Triásico Temprano. Es un primo de otros misteriosos reptiles primitivos que surgieron tras el evento de extinción masiva del Pérmico hace 250 millones de años.
En esta imagen se muestran los restos óseos de Homo antecessor. Un estudio reciente sugiere que el Homo antecessor es un linaje hermano del Homo erectus, ancestro común de los humanos modernos, los neandertales y los denisovanos.
Antiguos ibéricos
Una investigación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte demuestra que ya no se hacen mujeres como antes, al menos en España. El estudio, que examinó cientos de cráneos españoles y portugueses a lo largo de cuatro siglos, muestra que las diferencias en los rasgos craneofaciales de hombres y mujeres se han vuelto menos pronunciadas.
“Mejorar nuestra comprensión de los rasgos craneofaciales de los grupos regionales puede ayudarnos a aprender más de los restos óseos, o incluso ayudarnos a identificar a un individuo basándonos en sus restos”, dice la Dra. Ann Ross, profesora asociada de antropología en NC State y principal investigadora del estudio. Los investigadores examinaron más de 200 cráneos que datan de los siglos XX y XVI en España, así como unos 50 cráneos del siglo XX en Portugal.
Los investigadores descubrieron que las diferencias craneofaciales entre hombres y mujeres contemporáneos son menos pronunciadas que en el siglo XVI. Los investigadores también descubrieron que, aunque los rasgos craneofaciales de ambos sexos en España han cambiado con el tiempo, los cambios han sido especialmente significativos en las mujeres. Por ejemplo, la estructura facial de las mujeres españolas modernas es mucho mayor que la de las mujeres del siglo XVI. Esta diferencia puede deberse a una mejor nutrición o a otros factores ambientales.
Características físicas de la hembra ibérica
EL GRUPO DE INVESTIGACIÓN ARQUEOGENÉTICA de la Universidad de Huddersfield ha participado en una importante colaboración internacional que documenta el poblamiento de Iberia durante los últimos ocho mil años, publicada el 14 de marzo en la revista Science.
El trabajo, en el que participaron 111 investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), el Instituto Max-Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena (Alemania) y varios grupos de España y Portugal, incluyó resultados de ADN antiguo del Portugal prehistórico aportados por la becaria de doctorado del Leverhulme Trust de Huddersfield, Marina Silva, y su equipo de supervisión en Huddersfield y la Universidad de Minho en Braga.
El estudio muestra con detalle cómo la población de Iberia ha cambiado drásticamente a lo largo del tiempo, desde sus orígenes cazadores-recolectores antes de la llegada de la agricultura hace 7.500 años, hasta el periodo medieval y la época moderna.
Lo más llamativo fue la afluencia de nuevos pobladores durante la última Edad del Cobre, también conocida como período de los vasos, por la presencia omnipresente en los enterramientos de grandes recipientes para beber, desde hace unos 4.500 años. A principios de la Edad del Bronce, 500 años más tarde, estos recién llegados representaban alrededor del 40% de la reserva genética de Iberia, pero prácticamente el 100% de sus linajes masculinos. Esto sugiere que los recién llegados eran principalmente hombres y que, de alguna manera, sustituyeron a los hombres que vivían allí anteriormente, mientras que las mujeres locales sobrevivieron a la toma de posesión.
Resultados del ADN ibérico
La ascendencia de los ibéricos modernos (que comprende a los españoles y portugueses) es coherente con la situación geográfica de la Península Ibérica en el extremo suroeste de Europa. Al igual que en la mayor parte del resto del sur de Europa, el principal origen ancestral de los ibéricos modernos son los primeros agricultores europeos que llegaron durante el Neolítico. El gran predominio del haplogrupo R1b del cromosoma Y, común en toda Europa occidental, es testimonio de una considerable aportación de varias oleadas de pastores esteparios occidentales (predominantemente masculinos) procedentes de la estepa póntico-caspiana durante la Edad del Bronce[3][4], similar a la de Cerdeña, Al igual que Cerdeña, Iberia estaba protegida de los asentamientos procedentes de la región del Bósforo y del Cáucaso por su situación geográfica occidental, y por ello tiene niveles más bajos de mezcla de Asia occidental y Oriente Medio que Italia y el sur de la Península Balcánica, la mayoría de los cuales probablemente llegaron durante la época histórica y no la prehistórica, especialmente en el periodo romano. [5][6]
A excepción de Malta y de la isla italiana de Sicilia, Iberia presenta niveles de mezcla norteafricana superiores a los del resto de Europa,[7] (según este estudio genético de 2007 se deduce que, considerando tanto algunos subhaplogrupos E-M78 como el haplogrupo E-M81, la contribución de los linajes norteafricanos a todo el acervo genético masculino de Iberia (excluyendo a los pasiegos), Italia continental y Sicilia puede estimarse en un 5,6%, 3,6% y 6. El archipiélago español de las Islas Canarias muestra una mayor huella genética norteafricana, heredada de los guanches nativos del archipiélago[8]. Se encuentran diferencias genéticas significativas entre las distintas regiones de España, e incluso dentro de ellas, que pueden explicarse por la gran divergencia de sus trayectorias históricas y por los límites geográficos internos de España. La región vasca es la que menos ascendencia mediterránea oriental y norteafricana tiene en Iberia. La influencia africana alcanza su punto máximo en las regiones del sur y del oeste de la península, y disminuye considerablemente en el noreste (Cataluña y Aragón) y en la región vasca[9][10][11].