Iberos
1 Pero ahora que hemos discutido lo que se refiere a las islas que se encuentran dentro de las Columnas de Heracles, vamos a dar cuenta de los que están en el océano. Pues en las profundidades de Libia hay una isla1 de considerable tamaño, y situada como está en el océano, dista de Libia varios días de viaje hacia el oeste. Su tierra es fértil,
vientos a gran distancia en el océano. Y después de ser azotados por la tormenta durante muchos días fueron llevados a tierra en la isla que hemos mencionado anteriormente, y cuando hubieron observado su felicidad y naturaleza hicieron que fuera conocida por todos los hombres. 5 4 En consecuencia, los Tirrenos, en el momento en que eran dueños del mar, se propusieron enviar una colonia a ella, pero los cartagineses se lo impidieron, en parte por la preocupación de que muchos habitantes de Cartago se trasladaran allí debido a la excelencia de la isla, y en parte con el fin de tener listo en ella un lugar en el que buscar refugio contra un giro incalculable de la fortuna, en caso de que algún desastre total se apoderara de Cartago. Pues pensaban que, puesto que eran los amos del mar, podrían trasladarse así, con sus hogares y todo, a una isla desconocida para sus conquistadores6.
¿Dónde vivían los íberos?
Los íberos vivían a lo largo de la costa mediterránea y en el sur y centro de la Península Ibérica, así como en la región francesa del Languedoc. El amplio espacio cultural del Mediterráneo antiguo fue el escenario de la dinámica histórica que protagonizaron los pueblos íberos entre los siglos VI y I a.C.
¿Cuáles eran las tres clases sociales de la sociedad ibérica?
La sociedad ibérica estaba dividida en diferentes clases: reyes o caciques (en latín, “regulus”), nobles, sacerdotes, artesanos y esclavos.
Lengua ibérica
Algunos creen que cruzaron el Estrecho de Gibraltar desde el norte de África, otros se inclinan por una procedencia europea, según la cual entraron por el extremo oriental de los Pirineos y descendieron por la costa mediterránea.
Algunos sugieren que -como los tartesios- eran supervivientes del continente perdido de la Atlántida, ¡o que procedían de América! Algunos historiadores proponen que los íberos podrían ser descendientes de los pueblos neolíticos y de principios de la Edad de Bronce que habitaron las regiones costeras de Iberia.
Un estudioso, Felipe Fernández-Armesto, cuestiona incluso la propia existencia de los íberos, sugiriendo que “no hay pruebas de que los íberos existieran” y añadiendo que esculturas como las famosas damas podrían ser el resultado de “la interacción de influencias del Mediterráneo oriental en la cultura indígena” (201).
Lo que parece razonablemente cierto es que los pueblos identificados por primera vez por los griegos como íberos (no sabemos cómo se llamaban a sí mismos) estaban formados por tribus diferentes pero emparentadas, cuya presencia se extiende desde el sur de la península y recorre en arco el este y el sur de Francia.
Península Ibérica
Este artículo trata sobre un antiguo pueblo de la Península Ibérica conocido hoy como los íberos. Para los íberos actuales, véase Españoles y Portugueses. Para los antiguos georgianos, véase Reino de Iberia.
La cultura íbera se desarrolló a partir del siglo VI a.C., y quizá ya entre el quinto y el tercer milenio a.C., en las costas oriental y meridional de la península Ibérica[2][3][4] Los íberos vivían en aldeas y oppida (asentamientos fortificados) y sus comunidades se basaban en una organización tribal. Los íberos del Levante español estaban más urbanizados que sus vecinos del centro y noroeste peninsular. Los pueblos del centro y noroeste eran en su mayoría hablantes de dialectos celtas, semipastoriles y vivían en poblados dispersos, aunque también tenían algunas ciudades fortificadas como Numancia[5]. Conocían la escritura, la metalurgia, incluido el bronce, y las técnicas agrícolas.
En los siglos anteriores a la conquista cartaginesa y romana, los asentamientos ibéricos crecieron en complejidad social, mostrando evidencias de estratificación social y urbanización. A este proceso contribuyeron probablemente los contactos comerciales con fenicios, griegos y cartagineses. A finales del siglo V y principios del IV a.C., una serie de importantes cambios sociales condujeron a la consolidación de una aristocracia y a la aparición de un sistema clientelar. “Este nuevo sistema político dio lugar, entre otras cosas, a ciudades y villas que giraban en torno a estos líderes, lo que también se conoce como nucleación territorial. En este contexto, el oppidum o ciudad ibérica fortificada se convirtió en el centro de referencia del paisaje y del espacio político”[6].
La guerra en la antigua Iberia
La ascendencia de los iberos modernos (que comprenden a los españoles y portugueses) es coherente con la situación geográfica de la Península Ibérica en el extremo suroccidental de Europa. Como ocurre en la mayor parte del resto del sur de Europa, el principal origen ancestral de los iberos modernos son los primeros agricultores europeos que llegaron durante el Neolítico. El gran predominio del haplogrupo R1b del cromosoma Y, común en toda Europa occidental, es testimonio de una considerable aportación de varias oleadas de pastores esteparios occidentales (predominantemente varones) procedentes de la estepa póntico-caspiana durante la Edad del Bronce[2][3].
También hay algunas influencias genéticas de tribus germánicas que llegaron después de la época romana, como los suevos, los vándalos hasdingos, los alanos y los visigodos[10][11][12. [10] [11] [12] Debido a su posición en el mar Mediterráneo, al igual que otros países del sur de Europa, también hubo contacto con otros pueblos mediterráneos como los antiguos fenicios, griegos y cartagineses que se asentaron brevemente a lo largo de la costa mediterránea ibérica, la comunidad judía sefardí, y bereberes y árabes llegados durante Al-Andalus, todos ellos dejando algunas contribuciones genéticas norteafricanas y de Oriente Medio, sobre todo en el sur y oeste de la península ibérica. [13][14][9][15][16][17][8] Al igual que Cerdeña, Iberia estaba protegida de los asentamientos procedentes del Bósforo y el Cáucaso por su situación geográfica occidental, por lo que presenta niveles más bajos de mezcla de Asia occidental y Oriente Próximo que Italia y el sur de la península balcánica, la mayoría de los cuales probablemente llegaron en época histórica y no prehistórica, especialmente en época romana[18][19].